miércoles, 2 de abril de 2008

Las 4 de la mañana y Sandman de vacaciones


Mal enfermo buen enfermo...

Podría decirse que soy del primer tipo, y no porque me queje todo el día (no creo que llegue ni a un 1%) o porque reclame mimos constantes (aunque alguno suelto si que pido :) ).... nooo sino porque considero estar enferma una gran perdida de tiempo...

Estoy en el camino de ser mejor enfermita, o por lo menos de esos que saben sacarle partido a su convalecencia.

A día de hoy, puedo decir que he mejorado mucho.

Aún recuerdo, todos esos años que no falté a clase. Y mucho más cercanos los días en los que no había virus, bacteria... que pudiese evitar que fuese a trabajar. ¡Cuantas fiebres (o temperaturas como recalcan los médicos más tiquismiquis. Aún recuerdo uno que me dijo que de haber tenido fiebre no estaría en este mundo) han compartido conmigo largas horas de trabajo!.
Y si tenía que quedarme en casa, obviamente algo había que hacer. Algún día loco hasta dí vida a algunos muebles de ikea. (eso sí, no me subo a escaleras).

Pero aquello quedó atras, y ahora me encuentro en vez de intentar ir a trabajar, forzarme a quedarme en casa. Y buf! cuesta un triunfo.

Mi cabecita lo entiende.
Ir sin estar curado es una recaída segura y posiblemente dos meses hecha unos zorros con el consiguiente bajo rendimiento. Resumiendo que no gana nadie.

Pero en algún momento se nos metió en la cabeza la responsabilidad hacia el trabajo, el esforzarse siempre un poco más y el hacer siempre algo por poco que sea, que será mejor que no hacer nada.

Todo traducido a la desprecupación por la salud y sus otras responsabilidades para consigo mismo, el forzarse siempre más allá de nuestros límites y el ser tontos y no parar y descansar porque existe un mañana.

Al fin y al cabo señores, se nos educa para producir.. algunos tienen suerte y son impermeables y otros cuando nos damos cuenta intentamos asimilar una nueva filosofía de vida. En ello he de decir que el instinto de supervivencia es mi ídolo.

Así que estoy en esa fase. En la que mi cabeza tiene asimilado lo que debe hacer pero la costumbre puede mucho más.

Por ridículo que parezca, por ahora delego las decisiones de salud en Cayo Escipio Tarso, que de esto sabe. Me mira, se desespera y me dice: ¿a donde vas, si tienes fiebre, no consigues dormir y estás muerta?

Y mi pensamiento siempre es el mismo, igual mañana estoy mejor y puedo ir a trabajar.

Patético lo sé.

He pasado mis vacaciones de Semana Santa enferma. Santos 10 días que hasta gasté de mis vacaciones. Cuando se acabaron, no lo dudé un instante fui a trabajar. El lunes a medio día, la otitis me subió la fiebre, pero se me pasó y me quedé. Y mágicamente hasta se me olvidó. Cuande llegué a casa me quería morir, comí algo, me empastillé y al rato me encontré mejor.. y continué con las labores del hogar.

El martes fui a currar, porque como me pusé bien, me volví a olvidar. Y a las 11 me volvió a dar y de ésa no me recuperé y por primera vez en mi vida me tuve que ir del curro... y aún así pensé igual mañana me encuentro mejor.

Culpa: mía.

Mi cuerpo aprendió una cosa hace unos años: que yo no le hacía ni caso. Siempre me forzaba un poco más.
Él ha aprendido más rápido que yo. Cuando está malo no me manda "señales" me golpea con fuerza a la altura de las rodillas y me grita "¡quieta parada!".

Mi objetivo: Ser capaz yo de sopesar el estado de mi cuerpecito y ayudarle a cuidarse y que así descanse.

Mi próxima fase: Dejar de subirme por las paredes cuando me pongo mala.

Mi fase actual: Me he quedado en casa la convalecencia normal... La primera vez. Je. Espero ser capaz de repetirlo..


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